El hastío

De vez en cuando, el abrumador hastío que me produce la humanidad es difícil de ocultar, podría culpar al ataque hormonal mensual, al estrés contenido por el día a día o a mi patológica intolerancia…pero no, la realidad es que con el paso de los años, mi hastío y aversión hacia la raza humana se ha ido incrementando.

Me harta ver su constante estupidez, en lo macro, votando por un ser acomplejado que los logró manipular, en lo micro, deteniéndose en segunda fila por sus huevos.

Me harta verlos cruzar la calle por debajo de un puente, no usar las direccionales cuando manejan, gritar cuando hablan por teléfono en público, no respetar las filas, no usar los lugares de estacionamiento que les corresponden, no respetar el límite de velocidad. No entender una simple regla como “uno y uno” o “ceda el paso”

Me harta verlos reproducirse sin tener siquiera los medios necesarios para cubrir sus necesidades (ya no se diga las de otro) no tener disciplina con esos pequeños engendros que produjeron y que son educados a base de iPads y una enfermiza tolerancia hacia su infantil desobediencia.

Me harta que contesten preguntas que nadie les hace sólo para sentir que sus opiniones cuentan de algo, que se crean más importantes que un árbol, una abeja o el agua.

Me harta también ver que todo destruyen, todo consumen, nada cuidan, nada crean, todo juzgan desde su minúsculo universo y pensamiento, como si en lo particular ustedes fueran algo especial y no una micro parte del universo.

Me harta hasta el odio absoluto ver que se matan unos a otros por algo tan mezquino como el dinero o la sesgada visión que tienen de poder.

Los odio cuando matan animales (y lo disfrutan) si, ustedes que gozan de la distorsionada idea que han creado a través de la “fiesta taurina” son solo psicópatas en potencia…nada más cercano a la esencia del mal, que disfrutar del dolor ajeno.

Me harta su existencia cuando no le veo fin, cuando consumen todo a su alrededor con tal de conseguir perpetuar su estadía en este plano como si no supieran que son la plaga más abundante y peligrosa que ha caminado en esta versión de tierra.

Pero sobre todo, los últimos años, lo que más me harta es saber que no puedo destruirlos…y no por falta de capacidad o por alguna restricción moral, sino porque si lo hiciera…sería igual a ustedes.

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