El precio de sobrevivir

Desde hace unos meses noté que hay algo roto en mí en cuestión de empatía hacia una circunstancia particular...pero tal vez sea mejor poner el contexto.

La mente es poderosa, nos ayuda a lidiar con situaciones brutales para no rompernos a niveles tan profundos que sean irreparables...hoy, doy gracias por ello pues la agresión sexual que tuve que enfrentar fue enterrada (en su mayoría) por ese medio de defensa que se activa cuando nos vemos en peligro, amenazados o agredidos.

Recuerdo que era noche, llovía, olía un poco a alcohol el taxi que tomé pero no le di demasiada importancia pues acababa de salir de trabajar y era más el cansancio que la precaución (primer error) cuando noté que pasaba de largo del lugar en que me estaba esperando mi hermano (el metro cercano a la casa de mis papás) un escalofrío me recorrió y supe que estaba en peligro.

El tipo dijo que mientras hiciera lo que él quería, regresaría a salvo...dejé de estarlo cuando me subí a ese taxi.

No recuerdo (ni quiero recordar) los detalles...sólo sé que fue bastante tiempo (o tal vez no, pero así me pareció) tuve nauseas durante toda la agresión, quería perder el sentido pero estaba más alerta que nunca, cuando terminó, vi a través del cristal empañado que estaba muy cerca de la casa de mis padres y como si despertara de una pesadilla, noté una herramienta (tubo, martillo ¿?) no lo sé, no lo recuerdo a ciencia cierta pero estaba ahí, entre mi ropa hecha pedazos y el asiento.

Me tomó medio segundo decidir hacer algo contra el tipo que me había agredido quitándome toda la seguridad que algún día podría tener, lo hice y acto seguido una explosión y sangre cayendo sobre la mochila que horas antes llevaba y parte de mi ropa...bajé corriendo sin voltear una sola vez...al doblar la esquina, una pareja (de ángeles porque no pueden tener otro nombre) me detuvieron preguntando qué me había pasado, seguía lloviendo y era evidente mi estado...no recuerdo cómo pude decirles donde vivía, me acompañaron a casa...estaba a salvo otra vez.

Desafortunadamente, sobrevivir a eso tuvo un precio; perder mi empatía hacia las personas que han enfrentado la misma circunstancia y que optan hablar de ello desde la victimización por el simple hecho de que podemos elegir no ser víctimas, defendernos y cobrar la afrenta.

Yo no soy especial por lo que hice, es nuestro instinto básico; sobrevivir, defendernos...ese día alguien tomó algo de mí sin mi consentimiento, convertirme en víctima sería entregarle, voluntariamente, mi fuerza para defenderme y eso, jamás se lo daré a nadie.

Desconozco si mis actos le quitaron la vida a ese tipo o sólo lo herí...en cualquier caso, no me arrepiento, lo volvería a hacer....todas las veces que sea necesario defenderme.

Tanto por decir

De vez en cuando, pasa que ha pasado tanto, que no hay forma de ponerlo en letras…el contexto últimamente es demasiado, simplemente demasiado.
¿Qué es más importante?

¿Lo macro? La guerra, la pandemia que no termina del todo, la destrucción gradual pero cada vez más brutal de nuestro país.

¿Lo cercano? El aniversario luctuoso que se acerca en mi familia, los pendientes que aún debemos atender derivado de ello, las necesidades de contacto que a algunos no han podido llenar.

¿Lo privado? El final de mi terapia, el inicio del camino que quiero para el resto de mi vida, mi necesidad de aprendizaje que poco a poco he ido atendiendo.

Todo parece importante, grave, triste, alegre, esperanzador, atemorizante…todo a la vez, demasiado para poder escribir de una sola cosa.

Un tema parecería poco, hablar de lo privado pareciera egoísta, hablar de lo macro podría ser deprimente…es simplemente tanto que no encuentro cómo empezar.

Me rehuso a sentarme ante la hoja en blanco que en esta ocasión pareciera pequeña e insuficiente y a la vez, abrumadora, inquisitiva…no, no voy a escribir hasta que no pueda acomodar TODO en la importancia que tiene…o hasta que sienta que me ahoga la necesidad de expresarme…lo que pase primero.

La audacia

Los humanos en general, van por la vida asombrándose de todo lo que no les gusta como si no fueran ellos, la causa que genera el caos, por e...