La nociva ironía

Con el día de las madres tan recientemente celebrado, he tenido mucho tiempo para meditar sobre lo profundamente irónica que es esa celebración en un país (tal vez en otros también) en el que existe un arraigado machismo que además, en la mayoría de las familias, ha sido perpetuado nada más y nada menos, que por las madres y/o mujeres.

A pesar de que para las más jóvenes generaciones pudiera parecer que vivimos en una sociedad (casi) igualitaria, en la que ya no se juzga que la mujer trabaje (ahora, incluso, se critica si no lo hacen) y que le brinda oportunidades de desarrollo económico, lo cierto es que seguimos bajo estándares diferenciados.

El ejercicio de la sexualidad no está ni cerca de ser igual respecto a los varones, si una mujer es abierta pero sobre todo, libre en el tema, sigue siendo igualmente estigmatizada, las palabras como puta, zorra, promiscua, etc, son utilizadas igual que hace 100 años. La maternidad (tan romantizada un día al año) es motivo de burlas y juicios si se ejerce sin una pareja.

La supuesta libertad a la que accedimos o más bien a la que (al parecer) nos permiten acceder, tiene un precio alto, el mismo que ha tenido por incontables generaciones: el escrutinio.

La ironía radica en que ahora, los juicios no sólo vienen de varones, sino también de mujeres que “supuestamente” son feministas(🤦🏽‍♀️) esas que a la primera provocación, atacan, insultan, juzgan  a otras si no ejercen su femenina libertad bajo ciertos parámetros o estándares.

El papel de las madres en México sigue siendo toral en la réplica de ciertos parámetros, todavía hoy (pleno siglo XXI) existe la idea de criar a las hijas de forma distinta que a los hijos, los varones desde el núcleo familiar aprenden a vivir sin pensar en el que dirán (porque los hombres, son hombres y punto) mientras que las mujeres aprenden a cuidar todo el tiempo, su forma de expresarse, de vestir, de actuar, e incluso, se les enseña a diferenciar qué es ser una “niña bien” esa que reúne todas las características para el día de mañana, ser “valorada” y “anhelada” por un tipo para convertirla en su esposa y (como el ciclo no termina) madre de sus hijos.

Dejemos de engañarnos, la equidad de género sigue (seguirá) siendo un anhelo (una fantasía más bien) mientras haya mujeres que sigan pensando que tenemos un valor distinto si hacemos o dejamos de hacer ciertas cosas, si hablamos o callamos, si somos o no, madres, todas tenemos la intrínseca libertad de ejercer nuestra feminidad como mejor nos funcione, sin preocuparnos por lo que otros puedan opinar, asumiendo responsablemente nuestras decisiones y mientras esto no exista, lo único a lo que pueden aspirar es a ser celebradas por reproducirse…al menos, un día al año.

La audacia

Los humanos en general, van por la vida asombrándose de todo lo que no les gusta como si no fueran ellos, la causa que genera el caos, por e...