Sin miedo a no regresar

Cada vez que salgo de viaje (por la razón o el medio que sea) pienso en lo que pasaría si fuera (otra vez) mi último día en este plano.

¿Dejé todo en orden?
No me refiero a si mi cama quedó hecha, los trastes lavados o las toallas tendidas, me refiero a si dije todo lo que quería decir e hice todo lo que quería hacer…hasta hace algunos años, sabía que no tenía mis asuntos en orden…ahora es distinto.

Cuento con la absoluta tranquilidad de que si hoy no regreso a casa, todo está en orden, en particular, porque la gente que amo, sabe que la amo, que son importantes en mi vida y que su presencia la hizo mejor.

Esta convicción ha quitado por completo el miedo a dejar este plano y aunque lamentaría profundamente el dolor que causaría mi ausencia a quienes me aman, también sé que con el tiempo, estarían bien y saber que yo seré un espíritu en paz, es simplemente liberador.

Vivir sin miedo a morir, a no regresar es la forma más plena que he encontrado para disfrutar profundamente, cada día que sigo aquí.

Ustedes ¿tienen todo en orden en caso de que no regresen? 

Volverse loca

Hay un momento cuando estás con alguien (en una relación o intento de) que es simplemente mágico, sientes la irracional "necesidad" de estar con esa persona el mayor tiempo posible, ninguna actividad te parece desagradable mientras sea en su compañía y el hecho de pasar tiempo separados genera cierta incomodidad, que no es necesariamente algo desagradable.

A este estado de inconsistentes sensaciones, yo le llamo "volverse loca". Y es tan bonito volverse loca por alguien y con alguien...es de las mejores sensaciones que existen en este plano y sin embargo es también, una de las más efímeras.

Porque si, esa avalancha de sensaciones generadas por la química entre dos personas es por decir lo menos, adictiva, envolvente pero también pasa muy rápido cuando no se acompaña de la construcción de una relación clara, realista, congruente.

Los cuentos de hadas por ejemplo, terminan justo en el momento de "volverse loca" y no creo que sea coincidencia que toda la literatura dirigida a perpetuar estereotipos poco funcionales de las mujeres haya escogido cortar la historia antes del (irremediable) golpe de realidad.

Por supuesto que es maravilloso pasar horas incontables en compañía de la persona que nos gusta, los sabores y colores son mejores sólo por la presencia de alguien que para nosotros es especial, pero nada de eso se sostiene cuando la realidad y sus complicaciones hacen acto de presencia en forma de un día pesado en el trabajo, del mal humor que esto puede generar o la falta de costumbre en compartir el espacio personal.

Seamos honestos, al principio todo parece maravilloso porque las sustancias generadas por nuestro cuerpo se encargan de mostrarnos sólo la parte bonita del otro y sobre todo, de nosotros cuando estamos con esa persona, sin embargo, la realidad sólo puede ser maravillosa, clara, amable, funcional, si nosotros lo somos, si sabemos qué queremos de una relación, que no nos funciona y sobre todo, qué estamos dispuestos a compartir, a ceder, a negociar para encontrar un punto de equilibrio en el que ambas partes de la ecuación (relación) encuentren satisfechas sus pretensiones.

Llegar a esta conclusión me tomó 27 años de muy buenas, buenas, malas y pésimas relaciones/decisiones así como 4 años de terapia que se dicen fácil pero no lo ha sido...lo  verdaderamente fácil es encontrar la magia en el momento en que a pesar de todas las malas experiencias, todavía encuentras voluntad, ganas, ímpetu para "volverte loca" por y con alguien...que al final, si hay consecuencias desagradables, ya sabes que no te mueres por ellas...ni por nadie.


La audacia

Los humanos en general, van por la vida asombrándose de todo lo que no les gusta como si no fueran ellos, la causa que genera el caos, por e...