Transitando

Ir por la vida buscando que lo que nos duele o no nos agrada termine de tajo o desaparezca, es a mi parecer, la búsqueda inalcanzable de la mayoría…hemos crecido con la idea de que si algo nos duele, debemos buscar la forma de erradicarlo, desaparecerlo y con ello dejaremos de tener una sensación desagradable.

Lo cierto es que aunque pareciera una buena (y lógica) idea, nada está más alejado de la realidad. Cada vez que negamos sentir tristeza o dolor (porque bueno, a nadie le gusta sufrir a menos que tengas una patología psicológica específica) ese sentimiento se complica y se vuelve más fuerte. 

Es similar al principio lógico matemático de la doble negación; siempre vamos a encontrar un positivo o en este caso, un sentimiento existente por más que insistamos en negarlo.

Si bien es cierto esa reacción en muchos, es casi un hábito, una costumbre que aprendimos o replicamos de los ejemplos más cercanos con los que crecimos, también es cierto que es posible desarraigarlo si buscamos (y encontramos) la asesoría o el acompañamiento necesarios y al final podemos entender (o más bien, aprender) que lo único que podemos hacer con (y ante) el dolor, es transitarlo…con la certeza de que si, así como nuestras heridas físicas al pasar por el proceso de regeneración, duelen (a veces) mucho más que la propia herida, al final, sólo quedará una cicatriz que no lastima, sino que nos demuestra que pudimos crecer a través del dolor, e incluso, a pesar de éste. 

No es indiferencia, es claridad

Si no te caigo bien, es tu elección 
Si no te gusto, es tu elección
Si no me quieres, es tu elección 

Nada de eso tiene que ver conmigo, ninguna de esas elecciones modifica el hecho de que yo me caigo muy bien, me gusto un chingo y me quiero más.

Probablemente si tengo algún interés en ti, me resulte desafortunado no encontrar correspondencia pero pasará después de un par de días y al tercero, soltaré esa sensación porque al final, no me funciona para nada mantenerla.
No, no es indiferencia…es mi absoluta claridad 

La grandeza de lo simple

Algunos días más que otros, me llama la atención lo poco que valoramos las cosas sencillas, simples. Como si al tenerlas todos los días simplemente pasaran a un punto ciego, a la lista de las cosas que damos por sentado.

Si bien es cierto los gestos grandilocuentes, los momentos que tienen bombo y platillo son la constante búsqueda (de la mayoría) no es menos cierto que si aprendiéramos a ver la grandeza de lo sencillo, todos los días encontraríamos una forma (menor o mayor) de sorprendernos por lo afortunados que somos.

Si, ya sé, la realidad (al menos, la macro) últimamente no es amable, vaya, ni siquiera es agradable pero no debería ser impedimento para que cada pequeña realidad (la personal) pueda ser extraordinaria.

No, no estoy diciendo que lo veamos todo color de rosa, tampoco estoy planteando un optimismo tóxico…lo que estoy diciendo es que si ponemos atención, las cosas sencillas (o cotidianas) como tener un lugar donde dormir, una forma de trasladarnos privada, un trabajo, gente con la cual compartimos amor (en todas sus formas, no sólo romántica) la libertad de elegir y tomar decisiones, la posibilidad de aprender cosas nuevas…en fin, todo eso que llamamos nuestra vida, nuestro día a día, está lleno de cosas sencillas pero que irónicamente son lo que dan todo el sentido a estar vivo…son la grandeza de lo simple.

La audacia

Los humanos en general, van por la vida asombrándose de todo lo que no les gusta como si no fueran ellos, la causa que genera el caos, por e...